Ari Gershman, y su hijo Jack, de 15 años, se encontraban fuera de la carretera en Tahoe National Forest, en California, EE UU, cuando se desorientaron. Parados junto a la carretera, otro vehículo apareció "como de la nada" y decidieron pedirle indicaciones.
Pero del otro vehículo sólo salieron disparos, que alcanzaron al hombre, hiriéndole de muerte. Su hijo, Jack, salió corriendo hacia el bosque. Allí comenzó una huida que duraría 24 horas.
En un primer momento no pudo llamar a la policía pues su móvil no tenía cobertura, así que trató de subir por la montaña para lograr una mejor señal.
"Pude conseguir una barra de señal, y luego llamé a la policía", explicó el joven, que sin embargo, se quedó sin batería poco después, por lo que no podía dar su posición exacta.
Los helicópteros que se desplegaron por la zona no sirvieron de mucho. "No eran capaces de verme", dijo el joven, que acabó por echarse a dormir entre unos arbustos. "Unas cuantas veces me despertaba porque soñaba con un helicóptero que venía y me llevaba, pero cada vez que me subía en el helicóptero me despertaba de nuevo", explicó a People.
Al poco se desplegaron unidades caninas entrenadas en rastreo humano del Departamento de Pesca y Vida Silvestre de California y finalmente le encontraron.
Poco después, un todoterreno azul intentó embestir un puesto de control de la policía, y después de una persecución, el conductor John Conway, de 40 años, fue arrestado y más tarde acusado de asesinato de Ari.
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