Dentro del programa de las Jornadas Fotográficas de Zarautz de 2024. Tres minutos, una eternidad intenta recuperar un mundo perdido, capturar el hueco de tiempo escondido entre el comienzo de la exposición de una foto y su final. La fotografía de hoy consiste en pequeños fragmentos de tiempo, a menudo fracciones de fracciones de un segundo. La vida que ocurre dentro de ese fragmento de tiempo ya ha pasado antes de darnos cuenta. Tres minutos va en la dirección opuesta. El proyecto intenta meter una palanca dentro de esta fracción de segundo, entre el abrir y cerrar del obturador, y forzar el tiempo de exposición hasta expandirse a tres minutos. Con el tiempo expandido los artistas retratados tuvieron ocasión de reflexionar, recordar, o soñar mientras duraba la exposición. Las caras reflejan su contemplación, su paz, su mundo interior. El proyecto tiene como origen una serie de autorretratos realizados en Berlín en 2000. La cámara utilizada para el proyecto es una cámara técnica de gran formato con una antigüedad próxima a los 120 años. Es una cámara de retratos sin obturador. En su día, la tapa del objetivo y un reloj de mano, sirvieron para realizar las exposiciones. En los retratos de Tres minutos, una eternidad los fallos de la cámara antigua y el proceso manual no están corregidos.