El ayuno intermitente sí es eficaz para perder peso, según un estudio de la Universidad de Granada
Un equipo de científicos liderados por la Universidad de Granada (UGR), la Universidad Pública de Navarra (UPNA) y el Ciber demostró que el ayuno intermitente (reducir el número de horas de ingesta y prolongar las horas de ayuno cada día) es un método eficaz para perder peso y mejora la salud cardiovascular en personas con problemas de obesidad. Según informó este miércoles la UGR, este trabajo, publicado en la revista ‘Nature Medicine’, reveló que realizar la última ingesta de comida antes de las 17 horas y después no cenar por la noche es una estrategia segura y eficaz para reducir la grasa subcutánea abdominal, es decir, la grasa que se tiene justo debajo de la piel, sobre todo después de períodos de excesos como la Navidad. En España, la prevalencia de sobrepeso y obesidad alcanza el 70% en hombres y el 50% en mujeres, lo que se asocia a múltiples alteraciones metabólicas como diabetes tipo 2 e incrementa el riesgo exponencialmente de desarrollar enfermedades cardiovasculares, hipertensión y ciertos tipos de cáncer. Este alarmante aumento de peso en la población no solo impacta la calidad de vida de las personas, sino que también representa un gran desafío para el sistema de salud pública. Por ello, la investigación científica está trabajando intensamente para implementar estrategias efectivas, pero a la vez sencillas, para tratar este problema que ya se considera una enfermedad. Las dietas de restricción calórica ayudan a perder peso y mejoran la salud cardiovascular. Sin embargo, no son fáciles de mantener a largo plazo y suelen llevar a que la mayoría de las personas terminen por abandonar el tratamiento y por tanto recuperan el peso perdido, e incluso ganen más del peso de partida. Ante las dificultades de mantener la adherencia a la restricción calórica tradicional, surgen nuevas estrategias nutricionales. Una de ellas es el ayuno intermitente, que consiste en alternar periodos de ingesta con periodos de ayuno que van desde horas hasta días. Un tipo de ayuno intermitente que ha ganado popularidad en los últimos años es el que reduce el número de horas de ingesta y prolonga las horas de ayuno cada día. Se conoce como restricción horaria de la ingesta de alimentos, del inglés time-restricted eating. Normalmente, en España, las personas toman su primer desayuno entre las 7 y 8 de la mañana y la cena entre las 21 y 22 de la noche, por lo tanto, tienen una ventana de ingesta de 12 a 14 horas. En este tipo de ayuno intermitente se reduce la ventana de ingesta de 12-14 horas a entre 6 y 8 horas, y se ayuna durante 16-18 horas. Esta estrategia nutricional ayuda a mantener un ciclo diario de ingesta y ayuno, lo que estabiliza los ritmos biológicos de nuestro organismo. Se sabe que comer de forma irregular o por la noche altera estos ritmos y aumenta el riesgo de padecer obesidad, enfermedades cardiovasculares y la diabetes tipo 2. Además, todas las personas que participaban en el estudio también recibieron el tratamiento estándar, que consistía en un programa de educación nutricional sobre dieta mediterránea y estilos de vida saludable. En este ensayo multicéntrico aleatorizado y controlado, llevado a cabo en Granada y Pamplona, participaron un total de 197 personas (50% mujeres) de entre 30 y 60 años de edad. Las personas participantes se asignaron aleatoriamente a uno de los siguientes grupos: tratamiento habitual (49 participantes), ayuno temprano (49 participantes), ayuno tardío (52 participantes), o ayuno autoseleccionado (47 participantes). Los resultados del estudio revelaron que el ayuno intermitente no mostró beneficios adicionales a un programa de educación nutricional en la reducción de grasa visceral. Sin embargo, los grupos que realizaban ayuno, independientemente del horario de la ingesta, lograron una mayor pérdida de peso, de media 3-4 kg, en comparación con el grupo de tratamiento habitual que seguía con su ventana de ingesta de al menos 12 horas. Es de destacar que el grupo de ayuno temprano redujo en mayor medida la grasa subcutánea abdominal, es decir, la grasa que tenemos justo debajo de la piel. El estudio también evaluó los niveles de glucosa en ayunas y la glucosa durante 24 horas mediante un monitor continuo de glucosa que llevaron las personas participantes durante 14 días antes y al final de la intervención. Los resultados muestran que el grupo de ayuno temprano mejoró significativamente los niveles de glucosa en ayunas y la glucosa nocturna en comparación con el resto de grupos. ¿Quieres recibir los mejores contenidos para cuidar tu salud y sentirte bien? Apúntate gratis a nuestra nueva newsletter.
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